Si alguien os preguntara: "¿Has conocido a una persona refugiada?", probablemente la respuesta inmediata en la mayoría de los casos fuera: "No, nunca".
Sin embargo, eso que llevamos trabajado, aprendido o, simplemente, escuchado y visto en dos semanas nos ha dado acceso a la intimidad y las historias de vida de quienes se han visto obligados a salir de su pueblo, su ciudad, su país e, incluso, su familia, para poder sobrevivir, a causa de un sistema político (social, económico) que los excluía con violencia.
En muchas familias españolas todavía se guarda memoria sobre las consecuencias de un régimen represor o de una guerra en las vidas de parientes cercanos: nuestros ancestros. Más concretamente, en Aznalcóllar, la persecución política produjo exclusión y sufrimiento, como me han contado sus descendientes, es decir, vuestras madres y padres en la tertulia de las Familias Lectoras que celebramos quincenalmente. Entre nosotras y nosotros hay una "abuela civil española", vuestras bisabuelas.
De hecho, la mayor parte de los creadores, creadoras e investigadores españoles en el siglo XX, se llevaron su vida y sus obras al exilio. Algunos regresaron, como Rafael Alberti; otras, no volvieron nunca, como Maruja Mallo o Concha Méndez.
En realidad, la Historia del Exilio Español o de las Expañases mucho más larga. Nuestro país ha expulsado a millones de habitantes durante más de quinientos años de existencia. Sobre su vida y sus obras ha tratado el proyecto educativo "El Barco del Exilio": Línea del tiempo
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